La Baja Visión puede producirse a consecuencia de una alteración en la funcionalidad ya sea en el órgano receptor, en la vía visual o en el centro de procesamiento en la corteza cerebral.
Entre las principales patologías en niños que derivan a una condición de Baja Visión están: los problemas refractivos no corregidos, la catarata congénita, la retinopatía de la prematuridad, la hipoplasia de nervios ópticos, la miopía magna. Los estudios de la prevalencia, indican otras causas del déficit visual en niños como: albinismo, microftalmia, aniridia, glaucoma. Inusualmente se registran casos menores a consecuencia de la amaurosis congénita de Leber, distrofia de conos, colobomas.
Estas patologías tienen diferentes orígenes algunas asociadas a problemas congénitos, otras son producto de malformaciones o códigos genéticos, pero todas ocasionan la particularidad de mantener un resto visual, que conllevan a la condición de Baja Visión. Aunque es un diagnóstico poco feliz, acompaña la esperanza de poder utilizar ese resto de visión y en consecuencia difiere totalmente, del patrón que se aplica a una ceguera.
En países desarrollados, la principal causa en niños es referida a déficit visual cortical. Según la OMS estima que hay 19 millones de niños con discapacidad visual, de los cuales 12 millones presentan errores de refracción no corregidos, de allí la importancia de las campañas de prevención de ceguera.
Una forma de asistir adecuadamente a esta población es una vez detectado, diagnosticado y tratado el caso por un Oftalmólogo referirlo a unidades de atención en Baja Visión, en estas unidades se le evaluará, para determinar su capacidad visual y establecer programaciones de estimulación y rehabilitación visual, orientación, apoyo familiar y pautas a la escuela para una efectiva inclusión.
Así que podemos afirmar que el equipo multidisciplinar Oftalmólogo, Optometrista y Terapeuta en Baja Visión harán realidad la esperanza de usar la visión residual que efectivamente tienen estos infantes.