Asistir a un paciente con Baja Visión, conlleva tener claro ciertos aspectos claves, para poder obtener la máxima información, que éste nos pueda brindar al realizar la entrevista inicial, cotejarlos con la revisión clínica y al mismo tiempo darle la oportunidad de calmarlo ofreciéndole orientación de cómo va a llevar su proceso de rehabilitación visual.
En el primer contacto, se debe conocer cómo utiliza el paciente su vista residual, cuáles son las mayores dificultades que tiene y que espera del servicio de Baja Visión.
La historia clínica en Baja Visión lleva implícita ciertos detalles específicos que la diferencian de una exploración ocular convencional, aparte de cubrir la anamnesis, exámenes especiales, antecedentes familiares, es muy importante conocer su nivel cultural, situación familiar, historia psicológica, datos que nos llevarán a poder estructurar mejor un plan de atención multidisciplinar.
Muchas de las preguntas que hace el oftalmólogo, como por ejemplo las demandas que desea cubrir, se vuelven a repetir por los otros miembros del equipo: optometrista , terapeuta, ya que puede no estar claro el paciente y cambiar su idea, sobre que quiere solucionar en prioridad, esto es bastante frecuente.
Esto así como otros detalles sobre la parte emocional, son fundamentales manejarlos integralmente por todo el equipo, de manera de poder triangular la información y orientarlo mejor, sobre los logros reales que se le pueda brindar.
Es importante señalar la claridad que le debemos al paciente, sobre lo que le podemos dar en un servicio de Baja Visión, no ofrecer falsas expectativas, si viene con la idea de “recuperar la visión” o lo del “lente maravilloso”, se debe aclarar bien qué podrá obtener y qué no podrá lograr.
Podemos concluir, que en la exploración de un paciente con Baja Visión, se indaga a profundidad y de manera conjunta con los otros miembros del equipo, no sólo la parte orgánica que acompaña su condición, sino la actitud que tiene ante tal. Ya que es común observar que pasa mucho de la parte clínica a la emocional, por lo que es fundamental siempre, transmitir una postura optimista, que contagie al paciente a seguir su proceso de rehabilitación.